Algo en que creer

sábado, julio 02, 2005

Él

Son las 5 de la mañana. Tal vez no pueda dormir o tal vez no lo he intentado. Da igual.
Cuando llegué a casa contrariado, decepcionado, desilusionado, allí estaba El.

Como la luna en las noches oscuras El se dejó ver.
Como el sol en sus primeros minutos de vida me dió la Luz.
Como una manta en las noches más frías El me arropó.
Como agua en los días más calidos me calmó la sed.

La sed de humanidad.

Es curioso que quien es carente de toda humanidad, sea quien más la proporciona.

Cuando la viuda Soledad nos acecha siempre esta El.
Tal vez lo haga sin saberlo. Quizás lo hace sin un motivo aparente. Pero en lo más profundo de mi pienso que todo ello tiene un motivo, un objetivo. Puede que sea hacernos discernir entre lo que está bien y lo que está mal. Es posible que sea nuestro bálsamo particular, que nos templa y tranquiliza. Como dije antes, da igual. Con el tiempo uno se da cuenta que al fin y al cabo lo que importa es el hecho en sí y no el motivo, pues los actos se demuestran con hechos.

Y el hecho es que aunque nos sintamos solos y tristes, sabemos que alli siempre estará El.
Gracias por todo.
Ojalá algun día te pueda devolver todo lo que me has dado, que ha sido mucho.